ÓSCAR D'LEÓN Y LA SEGUNDA PARTE DE “TOY CONTENTO”.

 

ÓSCAR  D'LEÓN Y LA SEGUNDA PARTE DE “TOY CONTENTO”.

ERMG

 

 

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Confieso que he sido admirador de Óscar D'León. Su música maravillosa, alegre y llena de venezolanidad ha recorrido el mundo, para orgullo de todos nosotros. Su carrera, iniciada desde el más humilde escalón social hasta llegar a la cima de los grandes de la música popular, es, simplemente, admirable. Pero su reciente intervención televisiva me ha desairado.

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Cuando le preguntaron por la situación de Venezuela, respondió:

—No puedo decir nada, siempre me he mantenido en el centro.

No se puede ser imparcial  ante un régimen opresor porque la imparcialidad se traduce en apoyo a la tiranía. El arzobispo Desmond Tutu dijo: “Si eres neutral en situaciones de injusticia es que has elegido el lado opresor”.

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Sobre los ocho millones de venezolanos en el exilio,  Óscar D'León dijo que nada les impide regresar. A esta falta de empatía ante el dolor de tanta gente, Alí Primera le respondería con su Canción Panfletaria:

Perdóneme que le diga

que el que llena la barriga

se olvida del que no come.

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Los periodistas  le solicitan al cantante una palabra de aliento para nuestro sufrimiento, y él responde: “una palabra mía no puede resolver ese problema”.

Aquí es bueno recordar la fábula del colibrí que intenta apagar un incendio cargando agua en su pico. El jaguar se burla:¿Crees que vas a conseguir apagarlo con tu pequeño pico tú solo?  Y el colibrí le contesta:

—Yo sé que solo no puedo apagarlo, pero tengo que hacer mi parte.

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Al final, el artista afirma que solo le importan sus conciertos y la venta completa de las entradas. Tiene 81 años, y seguramente, muchos millones de dólares. Ojalá viva 81 años más para que disfrute su fortuna.

Una de las ventajas de la vejez es que ya se pueden decir muchas verdades sin miedo. Pero Óscar D'León “no se ha dado de cuenta” de eso. Tampoco “se ha dado de cuenta” de la tragedia venezolana.

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Al maestro Billo Frómeta  la Asociación de Músicos de Venezuela lo vetó por su apoyo a la dictadura de Pérez Jiménez. Por un largo tiempo no pudo hacer sus conciertos. Cuando le levantaron el veto, compuso la famosa canción “Toy contento”, para manifestar su alegría de volver a los escenarios artísticos.

Ojalá a Óscar D'León no le toque componer la segunda parte de “Toy contento”.

 

ZAPATA Y EL SOCIALISMO DEL SIGLO 21

 

LOS REVOLUCIONARIOS, LA CÁRCEL, LAS LECTURAS Y LA ESCRITURA.

 

LOS REVOLUCIONARIOS, LA CÁRCEL, LAS LECTURAS Y LA ESCRITURA.

 

 

1

En  Rusia, antes de 1917, los revolucionarios socialistas  enfrentaban al zar, de diferentes maneras, con un único objetivo: ir a la cárcel, porque la consideraban una gran escuela de aprendizaje político que otorgaba una medalla, digna de portarla con orgullo. Por supuesto: se le permitían visitas, leían muchos libros y publicaban sus panfletos antigubernamentales. Nikolay Chernyshevsky escribió su famosa novela ¿Qué hacer?,  en prisión. En esa novela esboza su proyecto socialista. El libro fue publicado con el permiso del zar.

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A Lenin le gustó tanto la novela de  Chernyshevsky que se la leyó sopotocientas veces, y le inspiró un libro con el mismo nombre: ¿Qué hacer?, pero no era de ficción como el de su coterráneo, era un programa real para la organización de un partido y la toma del poder. Lenin, que también estuvo encarcelado, se jactaba de los libros que había leído y escrito en una celda.

A todos estos revolucionarios, el zar los  consideraba adversarios políticos.

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Las cosas cambiaron cuando los revolucionarios llegaron al poder. Lenin encarceló a los opositores ,llevó al paredón a sus “enemigos políticos”, y a otros, con más suerte, los metió en unos barcos y los mandó al exterior. La mayoría de esos deportados provenían de la intelectualidad rusa. Por eso a ese atropello histórico se le conoce con el nombre de “el barco filosófico”. Lenin se jactaba de que su revolución había entrado en su etapa humanitaria: ya no fusilaba, sino que deportaba.

Stalin creó los  campos de concentración del Gulag donde los opositores morían de hambre o por el exceso de los trabajos forzados. No se les permitía leer ni libros, ni periódicos, ni mucho menos tener una hoja de papel, ni un trocito de lápiz.

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El ejemplo de los revolucionarios rusos fue copiado por muchos camaradas del mundo. Fidel Castro, luego del asalto al Moncada, escribió su defensa en la cárcel (La historia me absolverá). Castro, luego, afirmaría que sus conocimientos del quehacer público se los debía a ese par de años de presidio porque se leyó toda la literatura política universal. Ya en el poder le prohibió a sus opositores encarcelados leer hasta el abecedario.

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Hugo Chávez en su corto presidio leyó muchos libros, escribió cartas y proclamas, y le  dio entrevistas a televisoras, radios y periódicos. Ya en la presidencia le prohibió a sus opositores encarcelados hasta la manera de pensar. Incluso, sus compañeros revolucionarios más cercanos fueron atacados mortalmente por, simplemente, hacer algunas críticas, signadas de perogrulladas, al proyecto ridículo-vegetal: el árbol de las tres  raíces. Baduel fue encarcelado porque le dijo a Chávez que el Muro de Berlín había caído y que la Unión Soviética ya no existía.

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Karl Popper dijo que la democracia mundial estaba en riesgo porque las arremetidas de sus enemigos eran asumidas con ingenua y peligrosa tolerancia.

 

HOY ES EL DÍA MUNDIAL PARA LA PREVENCIÓN DEL SUICIDIO

 

HOY ES EL DÍA MUNDIAL PARA LA PREVENCIÓN DEL SUICIDIO

(En suicidología Venezuela es una potencia con sus cifras rojas)

 

Edgardo R Malaspina G

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Desde el 2003, la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio, en colaboración con la Organización Mundial de la Salud, ha promovido cada 10 de septiembre el Día Mundial para la Prevención del Suicidio.

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Venezuela, con el socialismo del siglo 21, ocupa actualmente  el primer lugar en suicidios en el continente americano, y dejó atrás en ese renglón a   Cuba, la otra potencia del socialismo, que por mucho tiempo se mantuvo invicta.

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Antes de la revolución en Venezuela se suicidaban  cinco personas por cada cien mil habitantes. Ahora  con el socialismo hacen lo mismo veinte personas por igual cantidad de habitantes.

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El venezolano está deprimido y debe tomar una decisión transcendental ante tanta maldad institucional: unos deciden quedarse y seguir luchando, otros se van para continuar la lucha en otras tierras, y por último están los que ponen punto final a su existencia.

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El sociólogo Roberto Briceño León afirma que el caso de la mujer venezolana existe una peculiaridad  con respecto al tema tratado porque tiene un serio dilema: prostituirse o suicidarse.

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Los pacientes que no consiguen sus medicamentos también forman parte del contingente venezolano de suicidas, porque razonan que de esa manera alivian a sus familiares de una carga.

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En Venezuela el suicidio no es por razones filosóficas como en los personajes de Dostoyevski. Al menos que recurramos a su novela magistral “Los endemoniados (Demonios)”, donde el escritor ruso, de manera profética, considera que el socialismo y otras ideologías conexas son eso: unos demonios que traerán muerte y dolor a las sociedades.

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El problema en nuestro país es económico, el cual arrastra todo lo demás, incluyendo emociones y estados anímicos que conllevan ver el juego de la vida en tonos grises. Daniel Santos dice que en  esa circunstancia son cuatro las puertas de salida: el hospital, la cárcel, la iglesia y el cementerio. En la versión moderna de la canción se le agregaría el exilio y el suicidio.

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Este es un tema triste y duro, pero no hay que eludirlo. Hay que enfrentarlo para evitarlo.