SOBRE
LA DIÁSPORA VENEZOLANA DEL SIGLO 21
Edgardo Malaspina
1
Es
inevitable comparar hechos del presente con acontecimientos pasados. Hegel dijo
que la historia se repite por lo menos dos veces. Marx en su libro “El 18 de
brumario de Luis Bonaparte” creyó
enmendarle la plana al afirmar: “que la historia puede tener dos versiones,
pero una vez como tragedia, y otra como farsa”.
2
En
el caso de la Diáspora venezolana del siglo 21 el parangón podemos establecerlo,
respetando las circunstancias y distancias, es con la Emigración a Oriente en
1814, la cual marcó la caída de la Segunda República. Y es como dijo Hegel: dos
veces como sucesos muy serios.
3
La
Diáspora venezolana del siglo 21 encaja
perfectamente en el sentido bíblico del término, no así la Emigración a Oriente, la cual fue también la dispersión del pueblo pero a lo
interno de su territorio; no obstante, ambas estampidas estuvieron signadas por
el odio, la persecución y la hambruna.
4
Edgardo
Mandolfi Gudat en su biografía de Boves dice que el urogallo predicaba el odio
de clases, incitaba a los saqueos y a atacar las propiedades. Estas arengas
infundieron miedo en la población de Caracas, la cual huyó hacia Oriente. EMG
afirma que “en lenguaje moderno podríamos calificar la Emigración a Oriente
como una verdadera crisis humanitaria”. Y la actual Diáspora es eso: una crisis
humanitaria de proporciones descomunales.
5
Por
cierto, eso del odio, los saqueos y ataques a la propiedad nos sirve de
fundamento para afirmar que José Tomás Boves es el precursor del socialismo del
siglo 21. Deberían anexarlo al árbol de las tres raíces.
Algunos
dicen que esta revolución no es bolivariana, sino bolivarista. Agreguemos que
más bien es bovista, y con más precisión: bovera.
6
La
Diáspora venezolana es una hecatombe, una tragedia gigantesca. Nuestros
muchachos (porque en su mayoría son los jóvenes quienes escapan al no encontrar
oportunidades para realizar sus sueños) huyen por aire, por tierra y por mar.
Ya tenemos balseros con sus respectivos sacrificados ante Poseidón. Los buses
en los que se desplazan hasta nuestras fronteras – en la mayoría de los casos-son
unos carromatos impresentables e
incómodos para viajes largos. Muchos
están haciendo su peregrinación a pie por no contar con los recursos necesarios.
7
La
Diáspora venezolana del siglo 21 es una realidad demasiado triste, humillante y
conmovedora; pero es todavía más dolorosa cuando ves que algunos de nuestros hermanos
y coterráneos, ofuscados por ideologías trasnochas, fracasadas y periclitadas,
dicen que van de victoria en victoria cuando la terca objetividad nos muestra
desesperación, depresión y despedidas desconsoladas entre lágrimas.
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