NOSTALGIA
POR LA URSS
(Crónica
de una visita a la Rusia capitalista)
Edgardo
Malaspina
1
Caminamos
hacia la Casa de la Amistad (antes Casa de la Amistad de la URSS con los
pueblos del mundo), que una vez perteneció al rico comerciante Morozov , quien
fue unos de los pocos burgueses identificados con los bolcheviques, y cerca de allí veo en una
vidriera una marca de cigarrillos, de las más baratas y baja calidad en tiempos
del socialismo, llamada Prima. Pero es una cajetilla especial, con un nombre
especial y un diseño especial: Prima Nostalgia, toda de color rojo con una
imagen de Lenin en el centro…
2
Las calles tienen otros nombres, los
establecimientos también. Todo en correspondencia con los nuevos tiempos que se
viven. Llegamos a Arbat, el boulevard más famoso de Moscú por sus artistas,
pintores, poetas, escritores y ventas de libros y objetos de artes. También
allí están los cafetines y los comercios
de suvenires. Compro un libro de Turguenev que quería leer desde hace tiempo:
Notas de un cazador. Un poeta recita sus versos, un hombre habla de su nuevo
libro, un pintor propone hacerte un retrato, un fotógrafo carga un maniquí de
Putin para que aparezca en un cuadro junto al presidente.
3
En
la época soviética fue creado un muñeco para comiquitas y dibujos animados, que
era el más querido de los niños: Cheburashka.
Es una especie de animal parecido a un oso, pero no es un oso, tiene la cara
redonda, los ojos grandes y las orejas enormes. Él es el prototipo de la
inocencia para los pequeños, pero un adulto puede ser llamado Cheburashka de
manera despectiva para significar que es un tonto o una persona sin importancia.
¿Por qué hablo de esto? Bueno, porque veo una venta de franelas y gorras con el rostro del Che Guevara y la
inscripción: Che-burashka.
4
¿Qué queda del Poder Soviético? Queda la palabra
revolución, empleada como sinónimo de oferta. Por ejemplo, en una tienda es
común observar un cartel sugiriendo la compra de tres artículos por el precio de dos. Antes de
la propuesta se coloca la palabra REVOLUCIÓN. Queda Lenin para hacerle
propaganda a un cigarrillo sin filtro de baja estofa y también para vender una
franela con su rostro y un gesto característico del dedo medio; y queda el
champán que todavía se llama Soviético, muy bueno, por cierto. Vaya, vaya, el
viejo Marx tenía razón: nada es estático, todo es cambiante, todo es, pues,
dialéctico, muy dialéctico. No debo asombrarme, la teoría se corresponde con la
práctica.
5
Vamos hacia el Metro. Muchos jóvenes tienen cervezas
en sus manos y beben sentados en los vagones. Esta conducta no era tolerada
durante el socialismo.
6
Observo
que se construyen muchas iglesias. Stalin destruyó mil templos. Los rusos
tienen un sentimiento de culpa y actúan
como si quisieran saldar una deuda con la Historia, con las generaciones
pasadas. Recuerdo al filósofo Juan Nuño cuando una vez afirmó que en Rusia las convicciones religiosas eran más firmes
debido a las persecuciones.
7
Converso
con la gente y concluyo que los rusos ya no aceptan la tesis de que su historia
comenzó en 1917 con el triunfo de los bolcheviques. Creen que le deben tanto
al zarismo como a la revolución.
8
Cruzamos
cerca de Diestki Mir (El Mundo Infantil) , la tienda de juguetes más grande de
Moscú. Desde allí se observa la redoma frente a la antigua KGB, pero sin la
estatua de Félix Dzerzhinski, el fundador de la policía
secreta. Una vez sentí admiración por la dureza de ese hombre y me conmoví
cuando leí una de sus biografías
titulada Félix significa feliz... Ahora es detestado por todos y lo manifiestan
en programas de radio y tv.
9
Pasamos
por donde una vez funcionó la primera universidad de Moscú fundada por Lomonosov.
Los buhoneros venden un suvenir que es una maravilla de la ironía: un retrete
con las siglas URSS (CCCP). La burla es obvia. Luego me enteré que la policía
recogió estos suvenires por considerarlos ofensivos.
10
Zadornov,
un humorista muy serio, dice que en el socialismo había más felicidad a pesar de
las dificultades, y remata sus reflexiones: “Ahora todo es más fácil pero sin
filosofía y la vida es menos espiritual…”
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