GABRIEL
GARCÍA MÁRQUEZ EN LA UNIÓN SOVIÉTICA
Edgardo
Malaspina
1
En
el libro “De viaje por los países socialistas” Gabriel García Márquez dedica
cuatro capítulos, de once que lo conforman, a la Unión Soviética: URSS:
22.400.00 kilómetros cuadrados sin un solo aviso de cocacola; Moscú, la aldea
más grande del mundo; En el mausoleo de la Plaza Roja Stalin duerme sin
remordimientos; y, El hombre soviético comienza a cansarse de los contrastes.
2
Gabo
explica que había solicitado la visa para entrar a la Unión Soviética en el
transcurso de seis años, y que la obtuvo sólo ahora (1957) con motivo de la
realización del VI Festival Internacional de la juventud y los estudiantes.
Constata
que el español es la lengua extranjera más hablada en Moscú debido que 32.000 niños huérfanos de la guerra española
se asilaron en la Unión Soviética en 1937.
3
Los
rusos, que toman mucho té, son gente bondadosa y les hacen regalos a los
extranjeros. Moscú le parece un pueblo grandote con pocos comercios, escasas
vitrinas y almacenes pobres. La Plaza Roja desilusiona por su pequeñez en
comparación con el tamaño de la ciudad. “La gente es toda igual, en el mismo
nivel, vestida con ropa vieja y mal cortada y con zapatos de pacotilla”. “Tengo
la manía profesional de interesarme por la gente. Y creo que en ninguna parte
hay gente más interesante que en la
Unión Soviética”. “La sencillez, la bondad, la franqueza de la gente que andaba por la calle con los zapatos rotos
no podía ser una consigna del festival”.
4
Gabo
se refiere a la publicidad, inexistente en la Unión Soviética “porque no hay
producción privada ni competencia”. Gabo le mostró a dos rusos un periódico con
propagandas de distintas camisas; y le preguntaron: ¿Y cuál compran? Gabo les
contestó que las fábricas tienen derecho a la publicidad y la gente puede
comprar la camisa que quiera, incluso la de mala calidad. Los rusos se
destornillaron de la risa.
5
Una
decoradora de teatro le confesó que la construcción del socialismo era un
fracaso: “Los gobernantes se pasarán la vida corrigiendo los errores del
pasado”.
6
Sobre
Stalin: al teatro Gorki lo llaman el “teatro de las patatas”, porque todos sus
artistas están bajo tierra. Stalin los fusiló. Kafka no es publicado en la URSS
porque lo consideran “un apóstol de una metafísica perniciosa”. Sin embargo, el
sistema terrorífico de Stalin es lo más parecido a una novela de Kafka.
Stalin
decía que Dostoievski era reaccionario.
7
“De
manera objetiva nada se parece tanto la
moral cristiana como la moral soviética”. Luego Gabo dice que las rusas en sus
noviazgos no se diferencian de las españolas o las francesas, con los mismos
prejuicios y recovecos psicológicos.
8
En
el Mausoleo el cadáver de Lenin le desilusionó porque le pareció una figura de
cera. Al lado de Lenin descansa Stalin, con sus finas manos de mujer, “sumergido en su sueño sin
remordimientos”. Ambos cuerpos están cubiertos
con un paño azul desde la cintura. “Es imposible eludir la suposición
macabra de que sólo se conserva la parte superior de los cadáveres”.
9
A
Gabo le impresionó el uso de ábacos (Счёты), hasta en los bancos. “Son las
calculadoras de los soviéticos”.
Ve zapatos feos y vestimenta rústica pero explica que el atraso en la industria
liviana se debe a la Segunda Guerra Mundial que frenó su desarrollo: “No cabe
duda de que el esfuerzo nacional exigido
por esta enorme aventura del género humano, tuvo que pagarlo una sola
generación, primero en las jornadas revolucionarios, después en la guerra y por
último en la reconstrucción”. Y constata
que no hay hambre ni desempleo.
10
Un
país de contrastes, cuyo desarrollo se hizo al revés: primero los grandes
éxitos en materia termonuclear y en la aeronáutica, y en olvido los pequeños
detalles de la vida cotidiana.
11
Con
respecto a la medicina Gabo dice que es muy buena pero que los remedios pueden
venir envueltos en un pedazo de papel periódico. La educación también la
considera de alta calidad y relata cómo un estudiante estaba escribiendo una
tesis sobre literatura infantil universal. Gabo le nombró al poeta colombiano
Rafael Pombo y el estudiante le recitó sus poesías y de otros bardos
latinoamericanos “con un fuerte acento pero con una fluidez admirable”.
12
En
julio de 1987 se realizaba en Moscú el XV Festival de Cine. Gabriel García
Márquez se encontraba entre los invitados y tenía una entrevista con Gorbachov.
Se hospedaba en el hotel Rossía. En la estación de Metro Ploshad Noguiná me encontré con un compañero de estudios,
quien me dijo con alegría: acabó de conocer a García Márquez, le di la mano y
conversé con él. Ven para que lo saludes. Me entusiasmé y caminamos rápidamente
hasta el hotel que se encontraba cerca de allí. Pero cuando llegamos nos
dijeron que se acababa de ir…
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