NIETZSCHE
, EL SOCIALISMO Y LA REVOLUCIÓN.
Edgardo
Rafael Malaspina Guerra
(Las
opiniones de Frederick Nietzsche sobre algunos temas políticos las
encontramos en su libro “Humano, demasiado humano (1878): El
socialismo es el fantástico hermano menor del despotismo casi difunto, cuya
herencia quiere recoger; sus esfuerzos son, pues, reaccionarios.
1
Los
socialistas desean establecer el bien sobre el mayor número posible. Si algún
día se llega a este estado perfecto, no habrá terreno para la inteligencia,
para la individualidad poderosa: la humanidad será un rebaño inerte.
2
El
carácter demagógico y el designio de influir sobre las masas, es actualmente
común a todos los partidos político. Decía Voltaire: Cuando el populacho se
mezcla en razonamientos, todo está perdido.
3
Ilusión
de la teoría de la Revolución.– Hay soñadores políticos y sociales que gastan
calor y elocuencia en reclamar un cataclismo en todos los órdenes, en la
creencia de que por efecto del mismo se levantaría bien pronto el soberbio
templo de una bella humanidad. Estos son sueños peligrosos: Desgraciadamente se
sabe por experiencias históricas que todo convulsionamiento de ese género
resucita de nuevo las energías salvajes, los caracteres más horrorosos y más
desenfrenados de las edades anteriores.
4
El socialismo es el fantástico hermano menor
del despotismo casi difunto, cuya herencia quiere recoger; sus esfuerzos son,
pues, reaccionarios. Desea una plenitud de poder del Estado como el propio
despotismo no tuvo jamás; sobrepasa lo que enseña el pasado, porque trabaja por
reducir a la nada formalmente al individuo: es que éste le parece un lujo
injustificable de la Naturaleza y debe ser corregido por él en un órgano útil
de la comunidad.
5
Al
socialismo le es necesaria la servidumbre completa de todos los ciudadanos al Estado
absoluto, tal como jamás ha habido otra semejante. No puede tener esperanza de
una exigencia futura, sino por cortos períodos, aquí y allá, gracias al más
extremo terrorismo. Por esto se prepara silenciosamente para la dominación por
el terror, y hunda en las masas medio cultas, como un clavo en la cabeza, la
palabra “Justicia”, a fin de quitarles toda inteligencia.
6
El socialismo puede servir para enseñar de
manera brutal el peligro de todas las acumulaciones de poder en el Estado, y en
este sentido insinuar una desconfianza contra el Estado mismo.
7
La
envidia y la pereza son las potencias motrices del socialismo.
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