RECUERDOS
Y REFLEXIONES DEL 4 DE FEBRERO
Edgardo Rafael Malaspina Guerra
1
Vivía
en Las Mercedes del Llano cuando se alzaron los militares. El 4 de febrero de 1992 me levanté temprano y con mi hermano Mundito
recorrí las calles del pueblo en un jeep con una bandera izada y gritando
consignas a favor de los rebeldes. Adelis Ramírez, prefecto de la ciudad, nos
detuvo cerca de la plaza, y con tono respetuoso me dijo:
—Doctor,
somos amigos, pero si usted es golpista, lo arresto y lo meto en un calabozo.
Hoy estoy convencido de que estaba equivocado
y ahora no apoyo los golpismos y por eso no celebro el 4 de febrero. Errare
humanum est. “Equivocarse es humano, perseverar voluntariamente en el error es
diabólico”. (San Agustín).
En cada encuentro con Adelis recordamos el
episodio y reímos mucho, mientras hablamos
de libros, de política y filosofía.
Me
solidaricé con Chávez mientras estuvo en la cárcel, pero cuando fue liberado y
escuché sus discursos y mensajes. Entendí que esa no era el camino para
solucionar los problemas de Venezuela. Por eso, jamás voté por Chávez, y la
primera vez lo hice por Salas Romer. Y
repito: nunca le di mi voto a Chávez en las sucesivas elecciones, incluyo aquí
el referendo revocatorio.
Luego, cuando Chávez habló de socialismo, me
convencí de mis sospechas: el socialismo había fracasado en todas partes, y yo
lo viví en carne propia.
2
Muchos
de los que se escondieron cobardemente
en ese entonces (el pueblo estaba solitario cuando salí en el jeep), hoy andan de franelas y gorras rojas,
disfrutando de sus privilegios políticos
y propiedades; y contentos de tener un
delicado y altamente sensitivo olfato para respirar el aire de superioridad
que solo inhalan los camaleones. Esa conducta, muy propia
e inherente a la mediocridad de los políticos municipales-como diría el Mocho Celestino
Ledezma- la he visto en instancias geográficas de mayor calado, como las constantes de esas fórmulas matemáticas que
nos enseñaron en bachillerato.
3
En
la novela de Francisco Suniaga “Esta Gente”,
José Alberto Benítez es vigilado por su antiguo compañero liceísta
Salvador Sanabria, agente de la Guardia Nacional. En tiempos
estudiantiles Sanabria sapeaba las actividades revolucionarias de
Benítez, quien se lo recuerda:
—¡Y mira qué ironía que ahora el socialista eres tú!
4
En
efecto, lo que estudiamos las teorías socialistas y conocemos a Marx no estamos
de acuerdo con este orden de cosas; mientras que los ignorantes de esas teorías
son “potentados socialistas” con solo ponerse la franela y la gorra roja. De
esto habla Eduardo Liendo en su novela “El último fantasma”.
5
Estuve
entre los miles de venezolanos que
clamamos y solicitamos que se le preservara la vida a Chávez y pedimos su
libertad. Escribí notas, compuse versos y le envié libros a la cárcel a Chávez,
porque esto se podía hacer. Chávez vociferaba que pagaba con la cárcel (unos
pocos meses) de la dignidad, dignidad que se les niega a los presos políticos
que adversan al régimen en la actualidad.
6
El
preso Chávez agradeció mis gestos
solidarios para con él, con un carnet original, cartas y pinturas.
[Carta de Chávez para Edgardo Malaspina, desde la
cárcel]
[Ezequiel Zamora. Pintura de Chávez. Una copia le
fue enviada a Edgardo Malaspina desde Yare]
El 20 de diciembre de 2010, durante los actos
de la X Promoción de Médicos Cirujanos de la Universidad Rómulo Gallegos (UNERG)en el Teatro Teresa Carreño,
de la cual tuve el honor de ser padrino, también tuve otro gran honor:
conversar, no con el preso Chávez, sino
con el presidente de la República. Me recordó, me abrazó y me dijo: “Tú no eres
Malaspina, tú eres Buenaespina”, y pidió
a los periodistas una foto juntos.
[En el Teatro Teresa Carreño]
7
Es
incomprensible que Chávez pasara en la cárcel unos cuantos meses, rodeado de fa
miliares y amigos, concediendo a entrevista a cuanto periodista se le antojara;
y que ahora se le niegue a los presos políticos derechos humanos elementales.
8
Los
muertos en la intentona de Chávez pasaron de 200. Óscar Pérez no mató a nadie,
pero a Chávez se le preservó su vida y a Pérez se le asesinó ante las
cámaras de todo el mundo. He allí la diferencia entre una democracia y una
tiranía.
9
Adversé
a la Cuarta República a la cual critiqué por todos los medios posibles porque
consideré que no era buena, pero la quinta república ha convertido el país en
un inmenso campo de concentración (colas y hambruna incluidas) con el carnet de la patria como insignia
segregacionista y discriminatoria para el que no lo tenga. El apartheid volvió,
volvió, volvió…(¡Ay! Mandela!).
10
“Callar
es la forma más cómoda de mentir y de hacer buenas migas con la conciencia.
Deja el pícaro derecho de reservarse una opinión propia, y la posibilidad de
expresarla en algún momento; pero no ahora…” (Daniil Granin, escritor
soviético).
“Ante
la injusticia no podemos callar” (León Tolstói).
12
Es
verdad que todos tenemos miedo; pero el que calla otorga.
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