domingo, 28 de enero de 2018

SOBRE LA DIÁSPORA VENEZOLANA DEL SIGLO 21




                          SOBRE LA DIÁSPORA VENEZOLANA DEL SIGLO 21
Edgardo Malaspina



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Es inevitable comparar hechos del presente con acontecimientos pasados. Hegel dijo que la historia se repite por lo menos dos veces. Marx en su libro “El 18 de brumario de Luis Bonaparte”  creyó enmendarle la plana al afirmar: “que la historia puede tener dos versiones, pero una vez como tragedia, y otra como farsa”.
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En el caso de la Diáspora venezolana del siglo 21 el parangón podemos establecerlo, respetando las circunstancias y distancias, es con la Emigración a Oriente en 1814, la cual marcó la caída de la Segunda República. Y es como dijo Hegel: dos veces como sucesos muy serios.
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La Diáspora venezolana  del siglo 21 encaja perfectamente en el sentido bíblico del término, no así  la Emigración a Oriente, la cual fue  también la dispersión del pueblo pero a lo interno de su territorio; no obstante, ambas estampidas estuvieron signadas por el odio, la persecución y la hambruna.  
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Edgardo Mandolfi Gudat en su biografía de Boves dice que el urogallo predicaba el odio de clases, incitaba a los saqueos y a atacar las propiedades. Estas arengas infundieron miedo en la población de Caracas, la cual huyó hacia Oriente. EMG afirma que “en lenguaje moderno podríamos calificar la Emigración a Oriente como una verdadera crisis humanitaria”. Y la actual Diáspora es eso: una crisis humanitaria de proporciones descomunales.
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Por cierto, eso del odio, los saqueos y ataques a la propiedad nos sirve de fundamento para afirmar que José Tomás Boves es el precursor del socialismo del siglo 21. Deberían anexarlo al árbol de las tres raíces.
Algunos dicen que esta revolución no es bolivariana, sino bolivarista. Agreguemos que más bien es bovista, y con más precisión: bovera.
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La Diáspora venezolana es una hecatombe, una tragedia gigantesca. Nuestros muchachos (porque en su mayoría son los jóvenes quienes escapan al no encontrar oportunidades para realizar sus sueños) huyen por aire, por tierra y por mar. Ya tenemos balseros con sus respectivos sacrificados ante Poseidón. Los buses en los que se desplazan hasta nuestras fronteras – en la mayoría de los casos-son unos carromatos  impresentables e incómodos  para viajes largos. Muchos están haciendo su peregrinación a pie por no contar con los recursos necesarios.
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La Diáspora venezolana del siglo 21 es una realidad demasiado triste, humillante y conmovedora; pero es todavía más dolorosa cuando ves que algunos de nuestros hermanos y coterráneos, ofuscados por ideologías trasnochas, fracasadas y periclitadas, dicen que van de victoria en victoria cuando la terca objetividad nos muestra desesperación, depresión y despedidas desconsoladas entre lágrimas.



domingo, 21 de enero de 2018

VENEZUELA EN LO MÁS BAJO DE LA PIRÁMIDE DE MASLOW




VENEZUELA EN LO MÁS BAJO DE LA PIRÁMIDE DE MASLOW
1
Abraham Maslow (1908-1970), psicólogo estadounidense de origen ruso-judío, es famoso por haber propuesto una teoría sobre las necesidades humanas, conocida como la Pirámide de Maslow; y que, con todas las críticas que se le  han hecho, mantiene su vigencia en todos sus postulados más básicos.
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Maslow  afirma que conforme se satisfacen las necesidades más básicas (parte inferior de la pirámide), los seres humanos desarrollan necesidades y deseos más elevados (parte superior de la pirámide).​
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La pirámide tiene cinco niveles.
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El nivel más bajo es el fisiológico con la alimentación en la punta; y todos sabemos de la hambruna que rodea al venezolano, la cual es definida eufemísticamente como “seguridad agroalimentaria”. Los arrebatones de bolsas de comida y la gente comiendo de la basura  son algo común y corriente en nuestras calles. Otro ejemplo orwelliano es “la revolución del agua”, la cual consiste en que el agua dejó de llegar por las tuberías.
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El segundo nivel es el de la seguridad (sensación de inseguridad): (In)seguridad en salud con más de un 90 % de escasez de medicamentos o con precios que superan con creces un sueldo mínimo. También aquí se ubica la propiedad privada (¡Exprópiese¡). Las expropiaciones quebraron la producción nacional en todas las posibles formas.
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El tercer nivel es el de la afiliación: amistad y afecto: el niño Jesús, San Nicolás y el amigo secreto son viejos recuerdos; Además, desaparecieron las tertulias de los practicantes de la sana cultura etílica.
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Del cuarto (reconocimiento) y quinto (autorrealización) nivel(es) no procede hablar porque Maslow dice que primero hay que satisfacer los niveles inferiores para llegar hasta ellas.
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No hay confianza ni moralidad cuando el país se levanta todos los días en una sola cola en busca de los alimentos más básicos; labor que nos ubica en lo más bajo de la Pirámide de Maslow: el prehistórico.