sábado, 25 de marzo de 2023

EL CABALLO DE LEDESMA

 

EL CABALLO DE LEDESMA (1942)

 


 

( Al leer este libro es inevitable recordar a Óscar Pérez)

Edgardo Rafael Malaspina Guerra

 

El historiador y ensayista Mario Briceño Iragorry  (1897-1958) en su libro “El caballo de Ledesma” (1942) nos habla del hombre que está dispuesto a todo para defender la patria, incluso si en ese cometido nadie lo acompaña.

Alonso Andrea de Ledesma (1537-1595) se enfrentó a las huestes del pirata Amyas Preston,  ,  que querían saquear Caracas en 1595.  Los militares españoles salieron a buscar al pirata, pero el corsario tomó otro sendero y llegó a la ciudad desprotegida.  Los habitantes de Caracas huyeron, y Ledesma fue al combate en solitario. Montó en su caballo y atacó a los filibustero. Fue muerto, pero Preston le rindió honores por su valentía.

Dicen que la historia de Ledesma y su caballo inspiró a Miguel de Cervantes para escribir su Quijote (1605). Simón Bolívar dijo: “Rousseau describe al hombre como es; Cervantes en su Quijote describe al hombre como debería ser”

 Argenis Rodríguez afirmaba que alguien tenía que indicar el camino a los hombres, alguien tenía que involucrarse y mostrar la verdad con el ejemplo de su vida y de su muerte : “Cada época exigió el sacrificio de un hombre.  Este hecho debería estremecer todo el género humano para su renovación espiritual”.

1

Para los que flaquean, para quienes dudan del triunfo final de la justicia, para aquellos que parecen anunciados de la muerte de Dios, está la lección de los hombres antiguos.

2

Ledesma es la imagen del hombre que no teme quedar íngrimo para seguir pensando consigo propio. Del hombre que no vuelve a mirar a su lado en busca de vecinos en quienes afincar la fe de sus conceptos.

3

Las medias palabras sólo sirven para expresar pensamientos sin forma ni sentido, pensamientos falsos, máscaras de verdades que quedan en el fondo del espíritu avinagrándolo.

4

Yo invoco el símbolo eterno de Alonso Andrea de Ledesma como expresión de una actitud heroica que es necesario asumir en esta hora de crisis de las conciencias.

5

Sobre “los prudentes”:

Necesitamos una cruzada contra el silencio , un callar calculado más que un silencio confundible con la actitud esperanzada de quienes meditan para mejor obrar. Es un silencio de disimulo, un silencio cómplice de la peor de las indiferencias. Se puede callar por prudencia en un momento de desarmonía social, cuando la palabra adquiere virtud de temeridad. Mas, cuando existe el deber de hablar, cuando el orden político no tiene para la expresión del pensamiento la amenaza de las catástrofes aniquiladoras, es más que delito ese empeño de achicar las palabras, ese propósito malévolo de destruirles su sustancia expresiva.

6

Ese impulso solitario a la verdad y al cumplimiento del deber yo lo he visto expresado en el mito de Andrea de Ledesma.