domingo, 4 de febrero de 2018

RECUERDOS Y REFLEXIONES DEL 4 DE FEBRERO








RECUERDOS Y REFLEXIONES DEL 4 DE FEBRERO
1
 Vivía en Las Mercedes del Llano cuando se alzaron los militares.  El 4 de febrero de 1992  me levanté temprano y con mi hermano Mundito recorrí las calles del pueblo en un jeep con una bandera izada y gritando consignas a favor de los rebeldes .Adelis Ramírez, prefecto de la ciudad, nos detuvo cerca de la plaza con tono respetuoso:
-Doctor, somos amigos, pero si usted es golpista lo arresto y lo meto en un calabozo.
 Hoy estoy convencido de que estaba equivocado y ahora no apoyo los golpismos y por eso no celebro el 4 de febrero. Errare humanum est.Equivocarse es humano, perseverar voluntariamente en el error es diabólico”. (San Agustín).
  En cada encuentro con Adelis recordamos el episodio y reímos mucho, mientras hablamos  de libros, de  política y filosofía.
2
Muchos de los que se  escondieron cobardemente en ese entonces, hoy   andan de franelas y gorras rojas, disfrutando  de sus privilegios políticos y  propiedades; y contentos de tener un delicado y altamente sensitivo olfato para respirar el aire de   superioridad  que solo inhalan los camaleones. Esa conducta,  muy propia  e inherente a la mediocridad de los políticos  municipales-como diría el Mocho Celestino Ledezma- la he visto en instancias geográficas de mayor calado como las  constantes de esas formulas matemáticas que nos enseñaron en bachillerato.
3
En la novela de Francisco Suniaga “Esta Gente”,  José Alberto Benítez es vigilado por su antiguo compañero liceísta Salvador  Sanabria ,  agente de la Guardia Nacional. En tiempos estudiantiles  Sanabria  sapeaba las actividades revolucionarias de Benítez, quien se lo recuerda:
-¡ Y mira qué ironía que ahora el socialista eres tú!
4
En efecto, lo que estudiamos las teorías socialistas y conocemos a Marx no estamos de acuerdo con este orden de cosas; mientras que los ignorantes de esas teorías son “potentados socialistas” con solo ponerse la franela y la gorra roja. De esto habla Eduardo Liendo en su novela “El último fantasma”.
5
Estuve entre  los miles de venezolanos que clamamos y solicitamos que se le preservara la vida a Chávez y pedimos su libertad. Escribí notas, compuse versos y le envié libros a la cárcel a Chávez, porque esto se podía hacer. Chávez vociferaba que pagaba con la cárcel (unos pocos meses) de la dignidad, dignidad que se les niega a los presos políticos que adversan al régimen en la actualidad.
6
Chávez me lo agradeció con un carnet original, cartas y pinturas.  El 20 de diciembre de 2010 durante los actos de la X Promoción de Médicos Cirujanos de la UNERG en el Teatro Teresa Carreño, de la cual tuve el honor de ser padrino, también tuve otro gran honor: conversar  no con el preso Chávez , sino con el presidente de la República. Me recordó, me abrazó y me dijo: “Tú no eres Malaspina,  tu eres Buenaespina”, y pidió a los periodistas una foto juntos.
7
Es incomprensible que Chávez pasara en la cárcel unos cuantos meses, rodeado de fa miliares y amigos, concediendo a entrevista a cuanto periodista se le antojara; y que ahora se le niegue a los presos políticos derechos humanos elementales.
8
Los muertos en la intentona de Chávez pasaron de 200. Óscar Pérez no mató a nadie, pero a Chávez se le preservó su vida y a Pérez se le se asesinó ante las cámaras de todo el mundo.
9
Adversé a la Cuarta República a la cual critiqué por todos los medios posibles porque consideré que no era buena, pero la quinta república ha convertido el país en un inmenso campo de concentración (colas y hambruna incluidas)  con el carnet de la patria como insignia segregacionista y discriminatoria para el que no lo tenga. El apartheid volvió, volvió, volvió…(¡Ay! Mandela).

10

“Callar es la forma más cómoda de mentir y de hacer buenas migas con la conciencia. Deja el pícaro derecho de reservarse una opinión propia, y la posibilidad de expresarla en algún momento; pero no ahora…” (Daniil Granin, escritor soviético).
11

“Ante la injusticia no podemos callar” (León Tolstoy).
12
Es verdad que todos tenemos miedo; pero el que calla otorga.







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