domingo, 3 de enero de 2021

DE LA DICTADURA A LA DEMOCRACIA

 


DE LA DICTADURA A LA DEMOCRACIA

Edgardo Rafael Malaspina Guerra

Este libro de Gene Sharp, que en este grupo han recomendado, es muy valioso. Es necesario leerlo, estudiarlo y analizarlo para adaptarlo a nuestra realidad.

Resumiré y comentaré el capítulo 1 :Enfrentando la realidad de las dictaduras.

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Las dictaduras, por muy fuertes que parezcan,  caen cuando son enfrentadas por una población desafiante y movilizada. Eso se llama  “desafío político masivo”: confrontación no violenta, protesta, no colaboración con el régimen.

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El problema de las dictaduras es profundo. En muchos países el pueblo ha vivido experiencias de décadas y hasta siglos de opresión, porque la población se ha vuelto débil, carece de confianza en sí misma y es incapaz de ofrecer resistencia alguna. Las personas por lo general están demasiado asustadas para compartir su odio por la dictadura y su hambre de libertad ni aún con su familia y amigos. Están, con frecuencia, demasiado aterrorizadas para pensar en serio en la resistencia popular.

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¿Es recomendable la lucha violenta?

Los dictadores generalmente hacen caso omiso de las barreras constitucionales y legales, las decisiones judiciales y la opinión pública.  Las persecuciones y brutalidades de las dictaduras hacen pensar al pueblo que sólo por la violencia se puede acabar con un gobierno criminal.

Pero la violencia es un camino errado porque los dictadores casi siempre disponen de la superioridad militar, en cuanto a calidad de armamentos, pertrechos, transportes y tamaño de las fuerzas armadas. A pesar de su valentía, los demócratas no pueden emparejárseles (casi) nunca.

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¿Es buena la guerra de guerrillas?

La guerra de guerrillas tampoco es la solución porque la población sufre mucho y la dictadura reacciona con más represión. Además, si la dictadura es derrocada e nuevo régimen surgido por las armas resulta peor y más dictatorial.

En este punto recuerdo tres casos:

I.        En Cuba Fidel Castro derrocó a Fulgencio Batista  (1959) que tenía 7 años en el poder para quedarse medio siglo  (peor fue el remedio que a enfermedad), y aún más, porque parece gobernar después de muerto. Las revoluciones surgieron en Europa para acabar con el derecho consanguíneo de acceder al poder. Fidel Castro hizo una revolución al revés: reinstauró ese derecho que da la sangre y dejó en el poder a su hermano Raúl.

II.      En Libia Muamar el Gadafi en 1969 derrocó al rey Idris I de Libia que tenía 18 mandando para quedarse 42 años, y sólo salió porque el pueblo se vio obligado a empalarlo.

III.    En Nicaragua los sandinista derrocaron a una cruel dinastía de dictadores para establecer otra de corte matrimonial y un poco más cruel que la defenestrada.

 

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El golpe de estado.

El golpe de estado tampoco es recomendable porque las estructuras gubernamentales quedan intactas. Por lo general lo implementan los militares para quedarse ellos. En muy pocos casos resultan favorables a los demócratas. En la Historia de Venezuela podemos recordar el golpe contra Pérez Jiménez que sirvió   para restablecer ka democracia.

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¿Y el camino electoral?

Las elecciones bajo una dictadura tampoco se pueden usar como instrumento para un cambio político significativo. Por lo genera resultan en un farsa. En Venezuela los demócratas hemos ganado muchas elecciones para nada.

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La invasión extranjera.

La invasión desde el extranjero es una esperanza vana, aunque se piense que los oprimidos no pueden liberarse por sí mismos. Ningún país invadirá a otro si no tiene poderos intereses económicos.

“Esa visión de que los oprimidos son incapaces de actuar eficazmente es algunas veces correcta por tiempo limitado. Como hemos apuntado, con frecuencia la población sometida no quiere la lucha, y está temporalmente incapacitada para ella, porque no tiene confianza en su propia capacidad de enfrentar la dictadura feroz, y no ve una manera razonable de salvarse por su propio esfuerzo”.

 

 “Los estados extranjeros podrían involucrarse activamente para fines positivos sólo cuando hubiere un movimiento interno que ya haya comenzado a sacudir la dictadura y logrado que la atención internacional se enfoque sobre la índole brutal del gobierno”.

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La conclusión es dura. Cuando se quiere echar abajo una dictadura con la mayor efectividad y al menor costo, hay que emprender estas cuatro tareas:

1.      Se debe fortalecer a la población oprimida en su determinación de luchar, en la confianza en sí misma y en sus aptitudes para resistir;

2.      Se debe fortalecer a los grupos sociales e instituciones independientes del pueblo oprimido;

3.      Se debe crear una poderosa fuerza de resistencia interna; y

4.      Se debe desarrollar un amplio y concienzudo plan estratégico global para la liberación, y ejecutarlo con destreza.

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Si no nos organizamos para continuar la lucha nadie vendrá a salvarnos. No perdamos el tiempo analizando las elecciones de los Estados Unidos y dediquémonos a nuestro problema interno.

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 El camino es la lucha no violenta, paciente y firme.

 

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