sábado, 14 de enero de 2023

[7] YO EL SUPREMO.

 

 

[7]YO EL SUPREMO (1974)

 




 Edgardo Rafael Malaspina Guerra

I

Yo el Supremo (1974) de Augusto Roa Bastos es la versión novelada pero basada en fuentes reales del dictador paraguayo José Gaspar Rodríguez de Francia, quien hablaba de sí mismo como “Yo El Supremo”.

II

Ignacio Padilla escribe : “El protagonista de Yo el Supremo no es, como en otros casos, un dictador arquetípico ni una amalgama de todos los dictadores latinoamericanos. Por el contrario, se trata de un personaje histórico profusa y profundamente retratado con más respeto a la verosimilitud que a la satanización: José Gaspar Rodríguez de Francia, dictador del Paraguay a principios del siglo XIX, fanático, idealista, cruel y honrado hasta la monomanía, Minotauro en el laberinto del poder pero también marcado por el escrúpulo, por su afición a un singularísimo y muy estricto código ético que lo aleja del tirano común para convertirlo en una especie de antiquijote, un loco violento más parecido a melancólico Cárdenio de Cervantes que al propio Caballero de la Triste Figura”.

 

 

III

La novela se inicia con el descubrimiento de un pasquín que enoja al dictador porque se le atribuye falsamente: “Yo el Supremo Dictador de la República Ordeno que, al acaecer mi muerte, mi cadáver sea decapitado; la cabeza puesta en una pica por tres días en la Plaza de la República donde se convocará al pueblo al son de las campanas echadas al vuelo. Todos mis servidores civiles y militares sufrirán pena de horca. Sus cadáveres serán enterrados en potreros de extramuros sin cruz ni marca que memore sus nombres. Al término del dicho plazo, mando que mis restos sean quemados y las cenizas arrojadas al río…”

VI

La figura de José Gaspar Rodríguez de Francia (1766-1840) es muy contradictoria. Se le acusa de perseguir, encarcelar y asesinar a sus opositores; no obstante, él mismo afirmaba que tuvo que liquidar a unos pocos para mantener el orden. De héroe de la independencia de Paraguay paso a dictador por 26 años; y no son pocos los que lo valoran positivamente. Fue el “gendarme necesario” para ese país , según la definición de Laureano Vallenilla Lanz en Cesarismo democrático. Cada tirano retratado en las novelas del dictador tiene sus defensores. A José Gaspar Rodríguez de Francia se le adjudican dotes de estadista austero, culto, lector de los filósofos más destacados de su época, probo en los manejos de la cosa pública.

“Su principal herencia fue la autonomía política del país, causa por la cual luchó toda su vida y por lo que es considerado el líder de la revolución independentista y el forjador de la nación paraguaya”. [14]

 

V

Frases:

1

Supe que poder hacer es hacer poder.

2

Nada enaltece tanto la autoridad como el silencio.

3

Siempre hay tiempo para tener más tiempo.

4

El diccionario es un osario de palabras vacías.

5

Las formas desaparecen, las palabras queman, para significar lo imposible.

6

Toda historia no contemporánea es sospechosa.

7

Los celos pueden perdonarlo todo menos la sospecha de la infidelidad.

8

La locura dice más verdades que la confesión bajo tortura.

9

A las ideas se las siente venir al igual que a las desdichas.

10

Escribir no significa convertir lo real en palabras sino hacer que la palabra sea real.

11

¿Qué es el optimismo? Sostener lo bien que está todo cuando manifiestamente todo está muy mal.

12

No se ha sabido nunca si la vida es lo que se vive o lo que se muere.

13

 

Cuando te dicto, las palabras tienen un sentido, otro cuando las escribes. De modo que hablamos dos lenguas diferentes.

14

No es creyendo sino dudando como se puede llegar a la verdad que siempre muda de forma y condición.

15

Ningún autor que se precie puede escribir un libro propio. Si es honrado debe desaparecer por completo en lo escrito.

16

El autor es quien menos conoce su obra. Si la conociera la hubiese escrito de otra manera, o no la hubiera escrito.

17

El hombre más sensato y virtuoso lo es sólo en apariencia gracias a las pequeñas locuras que se permite en privado.

18

Tirano, dijo el rey sabio, es aquél que, con el pretexto del progreso, bienestar y prosperidad de sus gobernados, substituye el culto de su pueblo por el de su propia persona.

19

El gran principio de la justicia: evitar el crimen en lugar de castigarlo. Ajusticiar a un culpable no requiere sino un pelotón o un verdugo. Impedir que haya culpables exige mucho ingenio.

20

Del Poder Absoluto no pueden hacerse historias. Si se pudiera, El Supremo estaría de más: En la literatura o en la realidad. ¿Quién escribirá esos libros? Gente ignorante como tú. Escribas de profesión. Embusteros fariseos. Imbéciles compiladores de escritos no menos imbéciles.

21

Lo irreal solo está en el mal uso de la palabra, en el mal uso de la escritura.

22

El poder de los gobernantes está fundado sobre la ignorancia, en la domesticada mansedumbre del pueblo. El poder tiene por base la debilidad.

23

La fuerza del poder consiste entonces, pensé, en cazar el azar; retenerlo atrapado. Descubrir sus leyes; es decir, las leyes del olvido. Existe el azar solo porque existe el olvido.

24

Tu arma es la frase, no la espada.

25

Los hombres cultos son los más ocultos.

26

¡Saber, saber, saber! Aunque ya sabemos, por las Escrituras, que sabiduría añade dolor.

27

Los pobres, los únicos que tienen un triste amor a la honestidad.

28

Yo no escribo la historia. La hago.

29

Lector adicto de Montesquieu, de Rousseau, como lo soy, podemos coincidir con la idea de estos maestros en el proyecto de realizar la libertad de nuestros pueblos.

30

Soy sumamente optimista, pero no amnésico. Un mínimo de memoria es necesario para subsistir.

31

La prosperidad de un Estado no consiste tanto en la existencia de una población muy grande como en la perfecta relación del pueblo con sus medios.

32

El ser soldado consiste en la capacidad. No en la ropa.

 

VI




Obra teatral

La referencial obra Yo el Supremo, de Augusto Roa Bastos, regresa a escena con una versión que revela detalles históricos que nunca conocieron las tablas. En una versión del dramaturgo y director Nelson de Santaní, y de la mano del elenco La Parada Teatro, un Dr. Francia humano, profundo y despojado de sus mitos.

 

 

Sinopsis 1

 

Yo El Supremo , resume un tiempo y un pensamiento que convulsionaron la naciente República del Paraguay del siglo XIX. Es la historia del Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia, artífice de una inédita revolución. Un hombre controversial, tenaz defensor de la independencia y la soberanía, que sin discusión cimentó las bases del Estado nacional.

 

 Sinopsis 2

La naciente República del Paraguay vive sus momentos más convulsionados. Sus promisorios habitantes, con un jacobino abogado formado en la universidad de Córdoba al frente, emprenden la batalla decisiva para liberarse del monárquico yugo español e impedir los reiterados intentos anexionistas y colonialistas de Buenos Aires y los llamados libertadores. Tiempos turbulentos, conspiraciones sangrientas, medidas extremas, amores esquivos y decisiones fundantes, centran la mirada en una naciente nación en la agreste América del Sur. La revolución independentista marca el antes y el después de un relato que no termina por escribirse: Un Supremo dictador, sus ideas políticas y sociales; y una marca imborrable en la historia universal.

 

 

 

 

 

 

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